Lo dejo macerar. Esa puta, esa puta francesa que él me oculta. Esa cerda ladrona con su altura y sus tetas de vache. Causa o consecuencia, qué más da? Me siento ofendida de que él, Él, no sea sincero conmigo. Me siento furiosa por su falta de valentía.
Me siento triste porque no ponga por delante nuestra amistad, porque me haga pasar por todos esos detalles de mierda que denotan que tiene dudas, o peor aún! que lo sabe y no tiene valor de decìrmelo directamente - todas esas cosas que hacen daño porque te mantienen preguntándote, y evaluándote, e imaginando posibles sin tener nunca la certeza de nada excepto de que te ocultan algo, sabiendo en tu fuero interno que no te están diciendo la verdad cuando te dicen que sí. Y eso es tortura. Y eso no nos debería pasar a nosotros, mejores amigos, amigos del alma.
Me abre la puerta. Con un saludo afectado se acerca hacia mí con una ligera desviación - qué ocurre? No sabe jugar a billar? Mi boca está diez grados más a estribor. Está bien que rectifiques en el último momento, no se te vaya a notar que te importa que me siente en tus rodillas. Será mejor que te levantes y dejes que yo me siente en la silla, cada uno por su lado. Y deja que te bese, no te preocupes, investiga todo lo que quieras mientras tanto, mira a ver qué sientes con mi lengua en tu boca, a ver si todavía se te pone dura conmigo, veamos si mi olor despierta algo más que un bonito recuerdo, lo suficiente como para despejar tu mente, pero -- no, no es tan fácil como eso, verdad que no? No es solamente la morcilla, ni el billar... es un pequeño padrastro moral que tienes en el sótano de tu cabeza, verdad? algo de todo esto no está bien, no se te da bien la doble vida, eh que no. De qué tienes miedo? De que lea el cuaderno que tienes junto a la cama? Sal y apaga la luz, después de mí.
No, no te atrevas a mirarme a la cara, quédate muy cerca, utiliza nuestros besos para mantenerte tan cerca que no pueda escudriñar tus expresiones, pero no mires a otro lado! se te ve el plumero, ay, cómo se te ve el plumero!