miércoles, 30 de junio de 2010

A veces las bragas de una señorita se manchan de caca, y qué?


Dicen que Anna Nicole Smith se cagó encima antes de morir.

Esto en realidad iba sobre el compromiso. A mí me haría mucha ilusión sentir la necesidad de compromiso. Pero necesito que me abarquen toda.

Mi psicólogo me dijo que como no dejara de dejar que mi pareja hiciera el doble recorrido para llegar hasta mí en lugar de caminar hacia el centro, como no pusiera un poco de mi parte, no iba a poder enamorarme de nadie que no fuera un superman. Pero ya pongo de mi parte, y de alguna forma, en mi subconsciente sigue en busca de Superman. Superman Superman Superman. Un Frankenstein de los amantes y relaciones que he tenido hasta este momento. La altura de Jonás, el talento musical y la inteligencia emocional de Xavi, lo rubio de Dominique, los besos de Iván, el morbo de Uri, la polla y resistencia de Jakob, la ambición y el humor de Dani.

La mujer que pensaba en cómo debería ser y se olvidaba de lo que es.

Voy a leer las instrucciones de la Nikon.

El blog da sus frutos.


el tipo que tuvo un sueño y lo cumplió

se deprimió en la barra

el tipo que tuvo un sueño y lo cumplió

se deprimió en la barra de un bar de alaska.


contó su historia hasta el amanecer

contó su hazaña hasta desfallecer

pero ningún lugareño le hizo caso

y el alpinista vio el fracaso

en el fondo de su vaso de escocés.


un mes después

estaba otra vez

trabajando

pegando tejas

en un tejado

de colorado.


lo hizo por su padre.

lo hizo por su madre y lo hizo por su hermano.

lo hizo por la prensa nacional

y por figurar en un anal

lo hizo por su amigo

lo hizo por su ex novia.

lo hizo por sus hijos

y los hijos de sus hijos

y los hijos de los hijos de sus hijos

y los hijos de los hijos de los hijos de los hijos

de los hijos de los hijos de sus hijos

Ni sé dónde va a acabar esto.


Buenos días. Buenos calurosos e inútiles días - la circulación se me para, como un atasco de camiones ante una vigilante de la playa borracha en la autopista. Todos están pensando en lo mismo, en follársela, alguno en follársela y grabarla en vídeo y colgarlo en youporn, esas cosas que tanto status dan a los machos. Aunque me huelo que Donald Trump se sentiría muy desgraciado si su vida sexual fuera aireada en la web (basta con que el mundo vea lo buena que está su esposa, y se imaginen lo zorra que es en la cama)

"Me follo/me he follado a una tía buena- soy mejor de lo que te piensas" (y de lo que me pienso yo). Y por si mis amigos no se creían que le había dado por detrás, he aquí el vídeo y aquí el link.

Me estoy leyendo el libro de Jon Krakauer, "Hacia Rutas Salvajes", y en un momento explica lo desgraciado que se sentía por haber tenido que retroceder en su misión de escalar "el Pulgar del Diablo". Se imaginaba volviendo a la civilización con el rabo entre las piernas. La visión de su fracaso le horrorizaba. En mi opinión eso es lo que le llevó a intentar escalar ese pico una y otra vez, y finalmente conseguirlo.
Una vez arriba, sacó fotos. No se quedó mucho tiempo, porque era una cima insignificante y puntiaguda, pero sacó fotos. Llegó a Petersburg, la civilización, le contó su hazaña a un lugareño, y en el libro destaca que no le creyó. Fue a un bar, y volvió a contar su hazaña, y a nadie le importó. Se deprimió en la barra.

El tipo que tuvo un sueño y lo cumplió se deprimió en la barra.

No sé cómo sentirme al respecto de hacer las cosas por y para los demás. Ayer hablaba de que mi moral está luchando constantemente contra los conceptos de bien y mal, y sin embargo no puedo dejar de clasificar. Inconscientemente busco saber qué está bien y qué está mal para saber hacia dónde tengo que evolucionar, para saber qué dirección tomar.

En mi pensamiento romántico y heroico, la persona elevada actúa para si. Sube al Pulgar del Diablo y no saca fotos, o como mínimo no las lleva en la cartera. Se acuesta con aquella tía que tiene mucho más morbo que la Vigilante de la Playa, por mucho que sus amigos estén al acecho. No escribe blogs. Quizá diarios. Tengo una amiga que los escribe y los quema. Eso es.

La persona elevada probablemente no pase a la historia. Porque la necesidad de no ser anónimo, de enseñar, de publicar, de ser recordado y pasar a la historia es sospechosamente insana. Dice Trueba que un genio hace cosas geniales para que le quieran. De nuevo, en mi pensamiento romántico, una persona-deidad no necesita que la quieran, no CON TANTA INTENSIDAD.

Decía Greta Garbo que el amor es para la gente sencilla. "La gente complicada pone demasiado esfuerzo en causar una gran impresión, y pronto agota sus talentos". No creo que ella se considerara una persona sencilla, dicho sea de paso.

Lo que quiero decir es que en el momento en que uno no hace las cosas para sí mismo, y las hace para que los demás le brinden su admiración y adulación, se hace más tonto, más infeliz, está más patológicamente insatisfecho. Por lo visto la gente que ama es mucho más feliz que la que simplemente es amada. Eso dicen. Por el momento mi lucha ha sido siempre serlo todo. Abarcar a la otra persona con una personalidad tan extensa como sea posible. Ser la compañera de copas. De risas. Ser el hombro sobre el que llora. Ser su motor de mil caballos. Aire, mar y tierra. Su chimenea en el invierno. Su Mediterráneo en el verano. Su búnker. Ser la causa de su sufrimiento, su pequeña o gran dosis de drama. Su madre. Su hija. Ser su imaginación, llenarle la cabeza de sueños y fantasías y planes fantásticos. Ser su amante, y dentro de ser su amante, ser su puta, y ser el amor de su vida. Despertar todos los sentimientos en él de los que sea capaz un ser humano, hacerle adicto a la vida, lograr que sus sentidos estén siempre a flor de piel, al alcance de su mano, lograr que siempre sepa cómo se siente, sin lugar a dudas.

Le das a los demás lo que quieres que te den a ti. Eso me dijo él después de que le atara.

Y es verdad, quiero que me aten.
Quiero ser una persona elevada y el miedo me ata a la tierra.

martes, 29 de junio de 2010

Exprimiendo los puntos negros como melones

Me pasa que, al hacer de mi intimidad mi forma de vida, he acabado por tener un acceso más limitado a mi subconsciente, lo que hace de mi arte una mierda.

A menudo me siento bloqueada, y encuentro imposible desnudarme cuando es en realidad lo que más querría. Ayer estaba sentada con él y lo que duró mi sobriedad fue horroroso. Sin embargo, después de tres cervezas, conecté inmediatamente con la raíz de mis intereses y mis turbaciones, y me dediqué a hablar de ellas con suma concentración, y mi interlocutor estaba encantado. Hasta entonces había sido incómodo y aburrido, a partir de ese momento en el que dejé las formas de lado, se produjo una simbiosis.

Hablamos de nuestra incapacidad para comprometernos. Le pregunté con frescura si creía que por ser observadora, juzgo a la gente. Me respondió que no. Yo creo que sí juzgo a la gente. No puedo evitarlo. Mi naturaleza analiza los por qués de todo. Si no me siento tímida y sucumbiendo a mi yo ingenuo (que llega a ser incluso tonto) y por el contrario me siento fuerte y conectada a mi consciencia, cualquier desliz verbal o microexpresión facial es sometida a juicio, y soy el tipo de fiscal que no se conforma con una idea aproximada. Hasta que no sé las motivaciones y los por qués de los actos de la persona que tengo delante, no me doy por satisfecha. Hasta que no veo el fondo, el fondo más oceánico y tenebroso de los demás, no me quedo tranquila - y normalmente no me cuesta demasiado.

Me genera grandes conflictos. Esta necesidad de analizar todo bicho viviente, de verle los huesos, de olerle la mierda, de bajar al ídolo del pedestal y al barro a base de humanizarlo, no me trae más satisfacción que el proceso. Porque es una necesidad sincera la que tengo, y me da mucho placer, de una manera un tanto compulsiva y drogadicta - placer, al fin y al cabo. Y el análisis en sí no me da problemas, es el juicio.

La necesidad de moral. Necesito tener reglas. Y cada vez son más estrictas. Cada vez soy más moral, y cada vez entiendo mejor la amoralidad. Antes era al revés. Entendía la moral, pero no creía en ella, no la ponía en práctica en muchos aspectos- al psicólogo le dije que no sabía por qué estaba allí, que era por mi madre, que creía que yo era una descarriada pero que para mí no había muchas cosas que estuvieran mal.

Parece que me esfuerce en encontrar cosas que están MAL. Y ahora que lo pienso, soy una hipócrita porque digo que no creo en "el bien" y en "el mal", que todos tenemos derecho a sentir lo que sea, por políticamente incorrecto que resulte en sociedad y sin embargo, el que se salta las normas del asceta es rápidamente condenado. Soy como una de esas ratas que intentaban atacar a la rata que iba a salir de la jaula.

No me dejo ver, tampoco. Esa es la razón por la que mis desnudos tienen que ser anónimos. Hay demasiada vergüenza. Demasiados jueces, empezando por mi madre, en realidad empezando por mí, demasiadas cosas que no puedo decir, a pesar de que son el núcleo del problema. Demasiadas piedras como para tirarme al mar.

Juzgo a la gente, y me amargo. Parecen excusas para no intimar. Excusas para justificar mi timidez, para consolarme en ella.

"oh, en realidad no querrías ser amigo suyo. La otra noche se emborrachó y no dejó de bajarse los pantalones para intentar llamar la atención. La gente insegura es realmente insoportable. Cuidado con el espejo de la entrada".