miércoles, 13 de abril de 2011

Procesando el proceso

Hemos acabado de ensayar más tarde que otros días- hemos hecho la obra en su totalidad, con muchísimas cagadas pero de principio a fin. Todavía andamos probando qué funciona y qué no.

La canción que me daba problemas ha encontrado la solución temporal de la simplificación... No dejo el goliat de lado en ningún momento y lo único que hago es subir la intensidad sin la pretensión de llegar a un subidón que la canción no me da por si sola. Lo único que espero es que finalmente el show acabe con Dream within a Dream, que es una pieza de una armonía muy simple pero muy bella y arcaica, como decía Xarim es como desangrarse. Sube por si misma y no necesita de bombos, cajas, ni planchas de metal para apoyarla. Esa sí es un buen final.

Probándola hoy, Calixto me ha hecho señas de que mirase a Juan mientras cantaba en lugar de al teclado- así que me he girado, y lo he visto sentado en una silla echado hacia alante con las manos cruzadas sobre el regazo, llorando, con los ojos muy rojos debajo de un foco. no me esperaba verlo así y me ha desestabilizado. Me he olvidado de la letra y me he sentido muy triste de repente. Y al acabar la canción hemos hecho alguna broma y me he despedido de todo el mundo pero ya no me he podido ir contenta.

¿Será sincero su llanto?

Los actores cuando lloran, lloran de verdad?

Yo sé que Juan está huyendo del teatro tanto como yo de la música. No intentamos hacer ni una cosa ni la otra. Por suerte, estoy metida en un tinglado en el que no hay estética por la estética, sino que si es feo o si es bonito será todo dictado por el contenido.

No se cómo no se me ocurrió escribir sobre el proceso hasta hace unos días - aunque el blog en sí lleva vivo y anónimo mucho tiempo. Durante el mes de marzo estuve escribiendo estas canciones; me trajeron un piano a casa, los libros que me dieron de Poe acabaron llenos de lápiz por todos lados, una libreta de los Picapiedra para las letras... Les hice brownies a los vecinos para disculparme por el ruido a según qué horas. Nunca había trabajado en trece canciones a la vez, es como hacer malabares.

Mañana es mi cumpleaños, mi abuela me diría "ya tienes edad de tener dos churumbeles". Y ya ves, tengo tres, y otro en camino!

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