miércoles, 30 de marzo de 2011

Aprendiendo a Respirar.

Yo sé, cuando me vienen estos prontos, que es cosa mía. Se me olvida la poquísima importancia que tiene todo y frunzo el ceño y se me disparan las manos y la voz MATA con una pasión gélida y las venas de la frente palpitan y todo se llena de sangre hirviendo y no veo nada.
Hay gente que se enorgullece de ser dura y tener mal genio, y darle a la gente "su merecido". Lo entiendo. No es por hacer apología de la ira. Entiendo que alguien que se mantiene fiel a sí mismo a pesar del conflicto se sienta orgulloso aunque se haya comportado como un verdadero gilipollas, porque lo que realmente pica y tarda en borrarse es la incoherencia. Cuando lo más fácil es perder los papeles y fingir. Echar mano de lo que dice el libro en el apartado de conflictos y confrontaciones, a ver, página 26... conflictos y confrontaciones, "el conflictivo o confrontado intentará sentar la paz rompiendo una lanza a favor del interlocutor - sea agresor o víctima". O la biblia y su famosa otra mejilla. Esa otra mejilla, que se puede poner con dignidad y es maravillosa, o con cobardía, y es un asco.
Así que pienso que, a falta de poner la mejilla con sabiduría y conocimiento de causa, es mejor ser un gilipollas iracundo que un cobarde ponemejillas y chupaculos.

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