sábado, 17 de enero de 2015

words



Recuerdo pasar una buena época y pensar "¿cómo es posible quedarse sin temas para escribir?" A veces de verdad parece que la fuente es ilimitada. Que he dado con una clave que servirá para siempre jamás, y que con lo aprendido, fluir es un derecho.
Fluir es un derecho.

Me había convertido en una especie de burguesa que se sentaba al piano y tenía problemas como mucho para anotarlo todo con la suficiente rapidez. Y aunque había una buena dosis de caos y movimiento en el día a día, el caos partía de una familia, de una horizontal, de una jerarquía que me protegía y por la que estaba profundamente agradecida.

Diez o veinte operaciones del corazón después, cuarenta y cinco tornillos para arreglarlo, injertos, transplantes y bypasses.

Xarim me dijo "claro que le echas de menos; es como echar de menos no saber que los reyes magos son los padres".

Pero es mejor así.



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