martes, 26 de marzo de 2013


Es un blanco fácil.

De pequeña no entendía por qué tenía que pasar nada malo en las películas; se preguntaba por qué tenían que aparecer los alemanes en Sonrisas y Lágrimas, por qué Mary Poppins no era una sucesión de trucos de magia y de entrar en países mágicos a través de cuadros en el suelo y no tanta historia con los padres.

Este año le han dado palos por todos lados. Se han aprovechado de que el filtro con el que juzga el mundo es bondadoso.


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