martes, 12 de marzo de 2013

La sinceridad me hace libre. Te pido carácter.

- A veces tengo la sensación de que somos muy diplomáticos el uno con el otro
- A qué te refieres?
- No lo sé... no tengo ningún ejemplo en mente... pequeñas cosas. Cosas que me hacen creer que no nos decimos toda la verdad por miedo a ofender al otro, o por no chocar... La manera que tenemos de ser sutiles para pedirnos las cosas... o cómo anteponemos nuestra propia comodidad a la del otro. Hoy cuando estábamos comiendo en la cama tenías la espalda completamente arqueada, comías con los pies en el suelo y la bandeja sobre el regazo demasiado inclinado porque la cama es baja. Te he preguntado si estabas incómodo, tú me has dicho que no, pero yo no te he creído. Por eso nos hemos sentado a cenar a la mesa ahora, porque no soporto verte aguantar en silencio. Porque no te creo muchas veces cuando me dices que estás bien, y tal y como soy no puedo soportar que la gente a mi alrededor esté incómoda - me incomoda a mí. O cuando estás leyendo sin luz, y yo te pregunto si no estarías mejor con una lámpara. Cuando te pongo la lámpara al lado tú mismo admites que estás mucho mejor.
- De verdad piensas tanto? - me dice con asombro, pero sin segundas - No sabía que le dieras tantas vueltas... eres más mujer de lo que pensaba. Me pregunto cuántas veces te has sentido así sin yo saberlo. Yo pensaba que era... no sé...
- Cortesía?
- Sí.
- Ya lo sé. Estas chorradas ocupan mucho espacio en mi cabeza, tanto que a menudo me parecen obvios ya, como si ya los hubiera explicado, y en realidad la persona que tengo en frente no sabe nada. y mi mente es tan lenta que no me doy cuenta de lo que me inquieta hasta vete a saber cuándo. A mí me criaron en evaluación continua, y eso significa que para mí todo significa algo, todo es paradigmático, y cualquier pequeña acción es parte del todo general de la persona. Es como aquello que te expliqué de la iniciativa, tiene más importancia para mí de lo que creo que tú sabes.
- No me has notado mejorar?
- ... Sí, algo sí... pero creo que no hay profundidad en esos cambios, creo que no entiendes de dónde te salgo, creo que piensas que es un tema aislado, y no lo es. Es parte de otras cosas que me preocupan en ti; en nosotros. Quiero que seamos individuos, dos individuos con dos carácteres, con dos voluntades, que discuten por las cosas que quieren, porque quieren cosas. No creo en las relaciones de dictadores y borregos. Quiero a un igual, y a veces incluso a un líder. No quiero dar órdenes. Si alguna vez te las doy es solamente para que me conozcas, para que entiendas esas órdenes aisladas como paradigmas de todo mi carácter, y no tener que darlas más.
- Me pides que sea un hombre.
- Sí. Te pido firmeza. Te pido voluntad. Te pido madurez. No te pido hijos, no te pido dinero, no te pido una casa con piscina. Te pido que seas mi compañero. Te pido carácter.
- Yo ya trabajo para lo que quiero... no sé, cuando tenga dinero me será más fácil. Quiero curarme de la psoriasis. Ser autónomo y ganar lo suficiente ayuda a sentirse seguro de uno mismo. No es una tontería. Creo que lo dejé con Naomi porque ella ganaba más que yo, y cada vez me fui sintiendo menos hombre...
- Parece que estés hablando del estadio uno de lo que debería ser, ¡es como hablaría un bruto! ¿Te das cuenta? Eso sólo denota otras carencias, carencias que no tienen nada que ver con el dinero. No te estoy hablando de lo material, aunque sé que ayuda a que uno esté tranquilo. Es otra satisfacción la que creo que te niegas, por pereza y por miedo.
- Hace mucho tiempo que dejé de pensar en estas cosas. Me angustian.
- Lo sé, cariño. Por eso evitas el deseo, por eso te niegas a ti mismo tener ambiciones, por eso te pones tantas excusas y por eso casi te las crees: porque para ir a por lo que quieres tendrías que pasar por hacer cosas que no te gustan, y no confías en tu voluntad; si volvieras a encontrarte en la situación de dejar algo a medias, te verías obligado a ver una realidad de ti que te disgusta. Pero ¿cuál es la otra opción? ¿Una vida superficial? Porque eso es lo que es una vida sin esfuerzo. ¿Languidez? ¿Un carácter a medio ha? ¿Falta de confianza en ti mismo y tus posibilidades? No, así jamás vas a curarte. Porque en tu fuero interno sabrás. Todo lo que no querrás decirte abiertamente te saldrá a través de la piel. Todas las excusas que me das, y sobre todo todas las excusas que te das se transformarán en pápulas. Mírate al espejo, mi amor, mírate bien para saber por dónde empezar- todo lo que te duele es, como mínimo, un síntoma.

Hoy se ha prometido dejar de fumar, y yo comenzar a estudiar y ser más ordenada.
No he estudiado. He pasado el aspirador.

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